No ser escuchado no es razón para guardar silencio.
Victor Hugo. Los Miserables.
Como persona altamente sensible en esta sociedad, puedes sentir que tu manera de ser no es valorada, que no se reconoce quién eres y lo que tienes que ofrecer, o puedes pensar que no tienes nada que aportar a este mundo que tiene unas reglas que la mayoría de veces no van contigo.
El que otros no puedan entender muchas de tus reacciones o las malinterpreten te ha llevado a interiorizar que tus experiencias, sentimientos y pensamientos no son válidos, o son menos importantes que los suyos.
Y así, a lo largo de los años es probable que hayas aprendido a no confiar en tus propias reacciones, pensamientos y emociones, es decir, has aprendido a invalidar tu manera de sentir, e incluso de ser.
La invalidación es una forma de negar, ignorar, minusvalorar o hacer bromas sobre las experiencias y sentimientos de otros (o de uno mismo).
Es muy sutil, muy común y a menudo sin mala intención.
Uno de los problemas de la invalidación es que la puedes haber normalizado tanto que ya te es muy difícil reconocer que lo haces.
Puedes haber vivido esta invalidación desde pequeño, cuando tus padres o cuidadores que no conocían el rasgo de la alta sensibilidad, no pudieron darte las explicaciones correctas a por qué reaccionabas de la manera en que lo hacías.
No sabían por qué a ti te molestaban cosas que a la mayoría no les molestan, por qué llorabas por cosas que a otros les parecen insignificantes.
Tampoco sabían si a ti te daban rabietas porque tu sistema nervioso estaba muy estimulado y esa era la única forma que tenías de quejarte.
Tu tenías una manera de percibir el mundo y al expresarla en voz alta o manifestarla de otra forma, te llegó el mensaje de que tu forma de sentir, pensar, percibir o incluso de ser era no solo diferente, sino de alguna forma defectuosa.
Y aprendiste a desconectarte de tus propias sensaciones, de tu cuerpo, de tu instinto y de ti mismo.
Aprendiste a dudar de aquello que te sucedía por dentro y a preguntarte si estabas loco o te pasaba algo raro. Aprendiste a internalizar tu dolor hasta hacerlo incluso subconsciente.
El problema por supuesto nunca fuiste tú ni tu manera de ser, ni la alta sensibilidad.
El problema es que nadie te supo dar una explicación de a qué se debe esa diferencia en el sentir y percibir.
Y tu mente, como todas las mentes humanas, necesitaba dar sentido a las cosas, tener una explicación de quién eres, así que con toda probabilidad buscó respuestas en los sitios equivocados.
Y en estas explicaciones había y hay mucho de auto invalidación, ya que es muy fácil pensar que estás loco o que lo que sientes son imaginaciones tuyas si todo y todos a tu alrededor parecen sentirlo de manera muy diferente a ti.
Y poco a poco, aprendiste a no expresar tus propias necesidades y a estar tan desconectad@ de ti, que ni siquiera las conoces, o no las consideras importantes.
O aprendiste a estar en relaciones abusivas porque sentías que eras tú el problema ya que reaccionas demasiado fuerte, que eres demasiado sensible, que te afecta todo mucho más que a los demás.
Aprendiste que mostrar tus emociones era algo de lo que sentirte avergonzado, y que es mejor guardarte lo que sientes, porque lo más probable es que los demás no lo vayan a entender o que se vayan a burlar.
Puedes incluso haber aprendido a odiarte y rechazarte, y a ser incapaz de ser bondadoso y compasivo contigo mismo.
Utilizas la auto-invalidación como una forma sutil y perversa de negar lo que ves, lo que sientes, lo que eres.
Tienes tan internalizada la voz de la sociedad que te ha ido repitiendo que tu experiencia o no existe o es menos válida, que ni siquiera te das cuenta que no es tu propia voz.
Pero todo el mundo necesitamos sentir que de alguna manera nuestra realidad y nuestra forma de experimentarla es válida.
Necesitamos sentirnos vistos y escuchados.
Y aunque es agradable que los demás nos entiendan y validen lo que experimentamos, la validación más importante que necesitas es la tuya propia.
Entender el rasgo de verdad y aprender a gestionarlo correctamente es lo que te va a permitir tu propia validación, el que te conozcas y atiendas tus propias necesidades y te trates bien.
La validación no tiene que ver con mentirte a ti mismo, o con no reconocer si tienes algún problema o has hecho algo mal. Tiene más bien que ver con aceptar tu propia experiencia interna, tus emociones y pensamientos, con reconocer que está ahí, que existe.
Con permitirte llorar si es lo que necesitas, con hacer un hueco a aquello que estás sintiendo, con saber que tu manera de ser no tiene nada malo y que no eres un problema que hay que solucionar.
Tiene que ver con normalizar lo que sientes, porque si algo te duele, te duele, no estás exagerando o imaginándolo.
La validación tiene que ver también con reconocer que no hay manera mejor o peor, correcta o incorrecta de sentir o pensar, y que lo importante es lo que haces con esos pensamientos y emociones, y cómo te relacionas con ellos.
Tiene que ver con expresar lo que piensas y sientes porque tú eres igual de importante que los demás y tienes tu sitio en el mundo. Tiene que ver con dejar de castigarte por ser como eres y darte la compasión que necesitas.
La validación tiene que ver en definitiva con volver a ti mismo, con re-encontrarte, porque llega un momento en la vida en que tienes que ponerte cara a cara contigo, y mirarte, y reconocerte tal y como eres y honrar eso, porque al final no se trata tanto de ser altamente sensible sino de si te peleas y lo niegas o si lo aceptas y abrazas y empiezas a vivir la vida de una manera auténtica.
Te espero en los comentarios 😉
Tanta negación hace estragos en la personalidad.
Con los años no sabes que rasgo o cualidad es innato en ti o lo has moldeado para adaptarte.
Desfiguras tu propia imagen porque no encaja en los moldes sociales. Y empiezas a acumular dolor por la continua batalla por ser y sentir algo más acorde a lo establecido.
Me reconfortas, Maria. Leerte tranquiliza ese trocito de mí que se ha escondido a diario en mi mente, que se siente vulnerable cuando lo dejo salir a la luz. Y Gracias a personas como tú, ese trocito ya se asoma más a menudo, buscando el lugar que merece.
No somos ni más ni menos que otros por sentir diferente, pero cuesta sudor y lágrimas convencerse de ello.
Gracias Belén. Claro, es que al final no es tanto que nos tengamos que "convencer" de nada sino que es mucho trabajo de desaprendizaje para ver quienes somos y quienes hemos sido siempre.
Abrazo.
Yo llevo un tiempo dándole vueltas en la cabeza a que no sé quién soy, a que ni siquiera sé si lo que soy hoy en día es porque realmente quise serlo, o si el intentar cuadrar socialmente me llevó hasta aquí. La cuestión es que siento que me falta algo y ni siquiera sé por dónde empezar a buscarlo. Así que, sí, supongo que desde niña me vengo negando a mí misma.
Claro, Isabel, es que cuando estamos al principio del camino de la alta sensibilidad es normal sentirnos perdidos y sin saber donde buscar. Por eso es importante un trabajo de desaprendizaje, de quitarnos condicionamietos sociales para llegar a ver quienes somos realmente. Una abrazo
Me negué, me negué muchisimo, durante toda mi infancia y adolescencia. Aislarme de todas mis emociones y sentimientos me trajo problemas graves en los que llegué a un punto en el que estuve a punto de joder mi vida para siempre. Fue entonces cuando decidí pedir ayuda. 3 años de duro trabajo con mi psicóloga me han llevado a un punto que por fin estoy empezando a ver la luz, a aceptarme, a perdonarme por todo lo que me he maltratado y a quererme.
Ojalá alguien me hubiera explicado mucho antes todo lo que sentía y como gestionarlo. Habría tenido una vida muchísimo más feliz. Debería de ser obligatoria una asignatura de Educación emocional, que para muchos habría sido la asignatura más importante que cualquier otra. Un saludo.
Hola Dani. Si, es cierto que muchos no tendríamos que haber pasado por ciertos sufrimientos si desde pequeños nos enseñasen como funcionamos. Me alegro de que hayas empezado a ver la luz. Un abrazo
Por fin veo que lo que dice mi marido de que soy"especial"no es verdad. Es una lucha constante para hacerle ver que no soy yo la que siempre veo las cosas distorsionadas.
Por fiiiiin.
Claro, es que no se trata de que veamos las cosas distorsionadas, sino de que las vemos diferente.
abrazos 😉
Infinitas gracias Maria por ayudarnos a conocernos y sacar lo mejor de nosotros. Provengo de una familia altamente disfuncional y han sido años de mucho sufrimiento hasta que descubrí el rasgo que poseo. Ahora se que nunca tuve un problema sino que estaba buscando respuestas y contención en lugares equivocados. Hoy puedo trabajar en mi rasgo y desarrollar todas las potencialidades de manera libre y en paz. Un abrazo
Muy bien dicho Camila. Gracias por comentar
Muchas gracias por tus palabras, me he reflejado en ellas.
Gracias por comentar
Ser PAS y hombre es mucho más difícil, pues un hombre sensible, recibe mucha burlas, y bullying, y los hombres de tu família te tratan duró para que uno sea hombre, para mi el arte especialmente la musica en mi adole2era mi vía de escape, aprendí a tocar guitarra y siempre quise a aprender a cantar, también el escribir poemas era mi escape pero esas prácticas poco a poco fueron pasando a un lado, la responsabilidades y necesidades, críticas, desmotivaciones y falta de compresión (apoyo) han apagado mi área artísticas y por ende expresivas, llevo 2 año pasando una situacion difícil (migracion lejos de mi familia) donde he pasado momentos de grandes angustias, ataque de panico, depresión y anciedad en el que mi cuerpo me esta pasando factura, necesito ayuda
Hola Maria. Gracias por tu articulo. Ha sido uno de los que mas profundo me ha llegado porque siempre senti que no iba a poder ser quien soy realmente. Ahora todo esta mas claro. Y con alegria estoy llevando mejor mi rasgo PAS .
Abrazos!!
Hola Gina. Gracias por tu comentario. Claro que puedes ser quien eres, pero eso pasa por conocer muy bien el rasgo de la alta sensibilidad.
un abrazo 😉
Muchas gracias por este artículo.
Me deja mucha reflexión.
Un abrazo.
Me alegro de que te haya sido útil Alejandra. Gracias por comentar.
Qué difícil nos es a veces abrirnos a entender diferentes vivencias. Gracias María por tan amorosas y clarificadoras palabras. La sensibilidad es un rasgo que está aumentando mucho y cada vez más rápido, es importante que más personas nos acerquemos con amor (a otros o a nuestra propia historia).
Me encanta lo de acercarnos con amor a nuestra propia historia. Gracias por tu comentario
Hola María, me he sentido muy identificada con tus palabras. Siempre que me cruzo con este tipo de información me pregunto si soy PAS. Siempre me he sentido un poco bicho raro y fuera de lugar. La validación más importante es la nuestra y creo que es la más difícil de conseguir. Gracias por compartir. Sònia,
Hola Sonia. Claro,al final lo importante es que aprendamos a validarnos a nosotr@s mism@s independientemente de lo que digan los demás. Gracias por tu comentario 😉
Hola María,
como PAS suscribo todo lo que he podido leer en este post, y me gustaría hacer una aportación, y es que muchas veces nos ocurre que nos identificamos muchísimo con este rasgo, como también puede ser con otra circunstancia en nuestras vidas.
Como bien indicas, debemos saber y entender, pero que no sea una barrera para dar un paso al frente y lograr lo que queramos, es decir, que no usemos el rasgo PAS como excusa para no cambiar nuestra realidad.
Un abrazo 🙂
Hola Adri. Exacto,al final es que podemos tomarnos el rasgo ( como cualquier otra característica personal) como una excusa para hace o no hacer ciertas cosas. Tengo un post preparado en el que hablaré de ello más extensamente.
gracias por comentar 😉
Hola María!
Me ha gustado mucho el artículo! Me he sentido identificada en muchos aspectos y creo que es fundamental que se hable y se brinde ayuda a personas PAS. Entiendo que la propia validación es fundamental para todas las personas y sin embargo vivimos pendientes de la opinión externa. por lo que imagino el grado de sufrimiento que esto implica para personas muy sensibles. Gracias por tu valioso aporte!
Saludos! Rosana
Hola Rosana. Gracias por tus palabras y tu aporte. Es cierto que la propia validación es fundamental si queremos estar bien con nosotros mismos. Gracias por pasarte por el blog. un abrazo 😉